domingo, 10 de abril de 2011
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EJERCICIOS ESPIRITUALES DE SAN IGNACIO DE LOYOLA TEXTO ORIGINAL PRIMERA SEMANA
TITULO
[21] EXERCICIOS ESPIRITUALES PARA VENCER A SI MISMO Y ORDENAR SU VIDA, SIN DETERMINARSE POR AFFECCION ALGUNA QUE DESORDENADA SEA.
PROSUPUESTO
[22] Para que así el que da los exercicios espirituales, como el que los rescibe, más se ayuden y se aprovechen: se ha de presuponer que todo buen christiano ha de ser más prompto a salvar la proposición del próximo, que a condenarla; y si no la puede salvar, inquira cómo la entiende, y, si mal la entiende, corríjale con amor; y si no basta, busque todos los medios convenientes para que, bien entendiéndola, se salve.
1 EPRIMERA-SEMANA
[23] PRINCIPIO Y FUNDAMENTO.
El hombre es criado para alabar, hacer reverencia y servir a Dios nuestro Señor y, mediante esto, salvar su ánima; y las otras cosas sobre la haz de la tierra son criadas para el hombre, y para que le ayuden en la prosecución del fin para que es criado. De donde se sigue, que el hombre tanto ha de usar dellas, quanto le ayudan para su fin, y tanto debe quitarse dellas, quanto para ello le impiden. Por lo qual es menester hacernos indiferentes a todas las cosas criadas, en todo lo que es concedido a la libertad de nuestro libre albedrío, y no le está prohibido; en tal manera, que no queramos de nuestra parte más salud que enfermedad, riqueza que pobreza, honor que deshonor, vida larga que corta, y por consiguiente en todo lo demás; solamente deseando y eligiendo lo que más nos conduce para el fin que somos criados.
[24] EXAMEN PARTICULAR Y COTIDIANO: CONTIENE EN SI TRES TIEMPOS Y DOS VECES EXAMINARSE. El primer tiempo es, que a la mañana, luego en levantándose, debe el hombre proponer de guardarse con diligencia de aquel pecado particular o defecto, que se quiere corregir y enmendar.
[25] El segundo, después de comer, pedir a Dios nuestro Señor lo que hombre quiere, es a saber, gracia para acordarse quántas veces a caído en aquel pecado particular o defecto, y para se enmendar adelante; y consequenter haga el primer examen, demandando cuenta a su ánima de aquella cosa propósita y particular, de la qual se quiere corregir y enmendar, discurriendo de hora en hora o de tiempo en tiempo, comenzando desde la hora que se levantó hasta la hora y puncto del examen presente; y haga en la primera línea de la g = tantos punctos quantos a incurrido en aquel pecado particular o defecto; y después proponga de nuevo de enmendarse hasta el segundo examen que hará.
[26] El tercero tiempo, después de cenar se hará el 2 examen, asimismo de hora en hora, comenzando desde el primer examen hasta el 2 presente, y haga en la 2ª línea de la misma g = tantos punctos quantas veces a incurrido en aquel particular pecado o defecto.
[27] SIGUENSE 4 ADDICIONES PARA MAS PRESTO QUITAR AQUEL PECADO O DEFECTO PARTICULAR. 1ª addición. La primera addición es, que cada vez que el hombre cae en aquel pecado o defecto particular, ponga la mano en el pecho, doliéndose de haber caído; lo que se puede hacer aun delante muchos, sin que sientan lo que hace.
[28] 2ª La 2ª: como la primera línea de la g = significa el primer examen, y la 2ª línea el 2º examen, mire a la noche si hay enmienda de la primera línea a la 2ª, es a saber, del primer examen al 2º.
[29] 3ª La 3ª: conferir el segundo día con el primero, es a saber, los dos exámenes del día presente con los otros dos exámenes del día passado, y mirar si de un día para otro se a enmendado.
[30] 4ª La 4ª addición: conferir una semana con otra, y mirar si se a enmendado en la semana presente de la primera passada.
[31] Nota. Es de notar, que la primera g = grande, que se sigue, significa el domingo; la segunda más pequeña, el lunes; la tercera, el martes; y ansí consequenter. ________________________________________________________________ G________________________________________________________________ ______________________________________________________________ g______________________________________________________________ ____________________________________________________________ g____________________________________________________________ __________________________________________________________ g__________________________________________________________ ________________________________________________________
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[32] EXAMEN GENERAL DE CONSCIENCIA PARA LIMPIARSE Y PARA MEJOR SE CONFESAR.Presupongo ser tres pensamientos en mí, es a saber, uno propio mío, el qual sale de mi mera libertad y querer; y otros dos, que vienen de fuera: el uno que viene del buen espíritu y el otro del malo.
[33] DEL PENSAMIENTO.
1ª Hay dos maneras de merescer en el mal pensamiento que viene de fuera, verbigracia, viene un pensamiento de cometer un pecado mortal, al qual pensamiento resisto impromptu y queda vencido.
[34] 2ª La 2ª manera de merescer es, quando me viene aquel mismo mal pensamiento, y yo le resisto, y tórname a venir otra y otra vez, y yo siempre resisto, hasta que el pensamiento va vencido; y esta 2ª manera es de más merescer que la primera.
[35] Venialmente se peca, quando el mismo pensamiento de pecar mortalmente viene, y el hombre le da oído, haciendo alguna mórula o rescibiendo alguna delectación sensual, o donde haya alguna negligentia en lanzar al tal pensamiento.
[36] 1ª Hay dos maneras de pecar mortalmente: la primera es, quando el hombre da consentimiento al mal pensamiento, para obrar luego, así como a consentido, o para poner en obra si pudiese.
[37] 2ª La segunda manera de pecar mortalmente es quando se pone en acto aquel pecado, y es mayor por tres razones: la primera, por mayor tiempo, la segunda por mayor intensión, la tercera por mayor daño de las dos personas.
[38] DE LA PALABRA.
No jurar ni por Criador ni por criatura, si no fuere con verdad, necesidad y reverencia; necesidad entiendo, no quando se affirma con juramento cualquiera verdad, mas quando es de algún momento cerca el provecho del ánima o del cuerpo o de bienes temporales. Entiendo reverencia, quando en el nombrar de su Criador y Señor, considerando, acata aquel honor y reverencia debida.
[39] Es de advertir que dado que en el vano juramento peccamos más jurando por el Criador que por la criatura, es más difícil jurar debidamente con verdad, necesidad y reverencia por la criatura que por el Criador, por las razones siguientes. 1ª La primera: quando nosotros queremos jurar por alguna criatura, en aquel querer nombrar la criatura, no nos hace ser tan atentos ni advertidos para decir la verdad, o para afirmarla con necesidad, como en el querer nombrar al Señor y Criador de todas las cosas. 2ª La segunda es que en el jurar por la criatura no tan fácil es de hacer reverencia y acatamiento al Criador, como jurando y nombrando el mismo Criador y Señor; porque el querer nombrar a Dios nuestro Señor trae consigo más acatamiento y reverencia, que el querer nombrar la cosa criada. por tanto, es más concedido a los perfectos jurar por la criatura, que a los imperfectos; porque los perfectos, por la assidua contemplación y illuminación del entendimiento, consideran, meditan y contemplan más ser Dios nuestro Señor en cada criatura, según su propia essencia, presencia y potencia; y así en jurar por la criatura son más aptos y dispuestos para hacer acatamiento y reverencia a su Criador y Señor, que los imperfectos. 3ª La tercera es, que en el assiduo jurar por la criatura se ha de temer más la idolatría en los imperfectos que en los perfectos.
[40] No decir palabra ociosa, la qual entiendo, quando ni a mí ni a otro aprovecha, ni a tal intención se ordena. De suerte que en hablar para todo lo que es provecho, o es intención de aprovechar al ánima propia o agena, al cuerpo o a bienes temporales, nunca es ocioso; ni por hablar alguno en cosas que son fuera de su estado, así como si un religioso habla de guerras o mercancías. Mas en todo lo que está dicho hay mérito en bien ordenar, y peccado en el mal enderezar o en vanamente hablar.
[41] No decir cosa de infamar o murmurar; porque si descubro pecado mortal que no sea público, peco mortalmente; si venial, venialmente; y si defecto, muestro defecto propio. y siendo la intención sana, de dos maneras se puede hablar del pecado o falta de otro. 1ª manera. La primera: quando el pecado es público, así como de una meretriz pública, y de una sentencia dada en juicio, o de un público error, que inficiona las ánimas que conversa. 2ª Segundo, quando el pecado cubierto se descubre a alguna persona para que ayude al que está en pecado a levantarle; teniendo tamen algunas coniecturas o razones probables que le podrá ayudar.
[42] DE LA OBRA.
Tomando por obiecto los diez mandamientos y los preceptos de la Iglesia y comendaciones de los superiores, todo lo que se pone en obra contra alguna destas tres partes, según mayor o menor calidad, es mayor o menor pecado. Entiendo comendaciones de superiores, así como bullas de cruzadas y otras indulgencias, como por paces, confessando y tomando el sanctíssimo sacramento; porque no poco se peca entonces, en ser causa o en hacer contra tan pías exortaciones y comendaciones de nuestros mayores.
[43] MODO DE HACER EL EXAMEN GENERAL, Y CONTIENE EN SI CINCO PUNCTOS. 1º puncto. El primer puncto es dar gracias a Dios nuestro Señor por los beneficios rescibidos. 2º El 2º: pedir gracia para conoscer los pecados, y lanzallos. 3º El 3º: demandar cuenta al ánima desde la hora que se levantó hasta el examen presente, de hora en hora o de tiempo en tiempo; y primero, del pensamiento; y después de la palabra y después, de la obra; por la misma horden que se dixo en el examen particular. 4º El 4º: pedir perdón a Dios nuestro Señor de las faltas. 5º El 5º: proponer enmienda con su gracia. Pater noster.
[44] CONFESSION GENERAL CON LA COMUNION.
En la general confessión, para quien voluntarie la quisiere hacer, entre otros muchos, se hallarán tres provechos para aquí. 1º El primero: dado que quien cada un año se confiesa no sea obligado de hacer confessión general, haciéndola hay mayor provecho y mérito, por el mayor dolor actual de todos pecados y malicias de toda su vida. 2º El segundo: como en los tales exercicios spirituales se conoscen más interiormente los pecados y la malicia dellos, que en el tiempo que el hombre no se daba ansí a las cosas internas, alcanzando agora más conoscimiento y dolor dellos, habrá mayor provecho y mérito que antes hubiera. 3º El tercero es consequenter que estando más bien confessado y dispuesto, se halla más apto y más aparejado para rescibir el sanctíssimo sacramento; cuya recepción no solamente ayuda para que no caya en peccado, mas aún para conservar en augmento de gracia; la qual confessión general se hará mejor inmediate después de los exercicios de la primera semana.
[45] PRIMER EXERCICIO ES MEDITACION CON LAS TRES POTENCIAS SOBRE EL 1º, 2º Y 3º PECADO; CONTIENE EN SI, DESPUES DE UNA ORACION PREPARATORIA Y DOS PREAMBULOS, TRES PUNTOS PRINCIPALES Y UN COLOQUIO.
[46] Oración. La oración preparatoria es pedir gracia a Dios nuestro Señor, para que todas mis intenciones, acciones y operaciones sean puramente ordenadas en servicio y alabanza de su divina majestad.
[47] 1º preámbulo. El primer preámbulo es composición viendo el lugar. Aquí es de notar, que en la contemplación o meditación visible, así como contemplar a Christo nuestro Señor, el qual es visible, la composición será ver con la vista de la imaginación el lugar corpóreo, donde se halla la cosa que quiero contemplar. Digo el lugar corpóreo, así como un templo o monte, donde se halla Jesu Christo o nuestra Señora, según lo que quiero contemplar. En la invisible, como es aquí de los pecados, la composición será ver con la vista imaginativa y considerar mi ánima ser encarcerada en este cuerpo corruptible y todo el compósito en este valle como desterrado; entre brutos animales digo todo el compósito de ánima y cuerpo.
[48] 2º preámbulo. El segundo es demandar a Dios nuestro Señor lo que quiero y deseo. La demanda ha de ser según subiecta materia, es a saber, si la contemplación es de resurrección, demandar gozo con Christo gozoso; si es de passión, demandar pena, lágrimas y tormento con Christo atormentado. Aquí será demandar vergüenza y confussión de mí mismo, viendo quántos han sido dañados por un solo pecado mortal y quántas veces yo merescía ser condenado para siempre por mis tantos peccados.
[49] Nota. Ante todas contemplaciones o meditaciones, se deben hacer siempre la oración preparatoria sin mudarse y los dos preámbulos ya dichos, algunas veces mudándose, según subiecta materia.
[50] 1º pucto. El primer puncto será traer la memoria sobre el primer pecado, que fue de los ángeles, y luego sobre el mismo el entendimiento discurriendo, luego la voluntad, queriendo todo esto, memorar y entender, por más me envergonzar y confundir; trayendo en comparación de un pecado de los ángeles tantos pecados míos, y donde ellos por un pecado fueron al infierno, quántas veces yo le he merescido por tantos. Digo traer en memoria el pecado de los ángeles; cómo siendo ellos criados en gracia, no se queriendo ayudar con su libertad para hacer reverencia y obediencia a su Criador y Señor, veniendo en superbia, fueron conuertidos de gracia en malicia, y lanzados del cielo al infierno; y así, consequenter, discurrir más en particular con el entendimiento, y consequenter moviendo más los afectos con la voluntad.
[51] 2º puncto. El segundo: hacer otro tanto, es a saber, traer las tres potencias sobre el pecado de Adán y Eva; trayendo a la memoria cómo por el tal pecado hicieron tanto tiempo penitencia, y quánta corrupción vino en el género humano, andando tantas gentes para el infierno. Digo traer a la memoria el 2º pecado, de nuestros padres, cómo después que Adán fue criado en el campo damaceno, y puesto en el paraíso terrenal, y Eva ser criada de su costilla, siendo bedados que no comiesen del árbol de la sciencia, y ellos comiendo, y asimismo pecando, y después vestidos de túnicas pellíceas, y lanzados del paraíso, vivieron sin la justicia original, que habían perdido, toda su vida en muchos trabajos y mucha penitencia; y consequenter discurrir con el entendimiento más particularmente, usando de la voluntad como está dicho.
[52] 3º puncto. El tercero: asimismo hacer otro tanto sobre el tercero pecado particular de cada uno que por un pecado mortal es ido al infierno, y otros muchos sin cuento por menos pecados que yo he hecho. Digo hacer otro tanto sobre el 3 pecado particular, trayendo a la memoria la gravedad y malicia del pecado contra su Criador y Señor, discurrir con el entendimiento cómo en el pecar y hacer contra la bondad infinita, justamente a sido condenado para siempre, y acabar con la voluntad, como está dicho.
[53] Coloquio. Imaginando a Christo nuestro Señor delante y puesto en cruz, hacer un coloquio; cómo de Criador es venido a hacerse hombre, y de vida eterna a muerte temporal, y así a morir por mis pecados. Otro tanto, mirando a mí mismo, lo que he hecho por Christo, lo que hago por Christo, lo que debo hacer por Christo; y así viéndole tal, y así colgado en la cruz, discurrir por lo que se offresciere.
[54] El coloquio se hace propiamente hablando, así como un amigo habla a otro, o un siervo a su Señor; quándo pidiendo alguna gracia, quándo culpándose por algún mal hecho, quándo comunicando sus cosas, y queriendo consejo en ellas; y decir un Pater noster.
[55] SEGUNDO EXERCICIO ES MEDITACION DE LOS PECADOS, Y CONTIENE EN SI, DESPUES DE LA ORACION PREPARATORIA Y DOS PREAMBULOS, CINCO PUNCTOS Y UN COLOQUIO.Oración. oración preparatoria sea la misma.
1º preámbulo. El primer preámbulo será la misma composición. 2º preámbulo. El 2 es, demandar lo que quiero: será aquí pedir crescido y intenso dolor y lágrimas de mis pecados.
[56] 1º puncto. El primer puncto es el processo de los pecados, es a saber, traer a la memoria todos los pecados de la vida, mirando de año en año o de tiempo en tiempo; para lo qual aprovechan tres cosas: la primera, mirar el lugar y la casa adonde he habitado; la segunda, la conversación que he tenido con otros; la tercera, el officio en que he vivido.
[57] 2º puncto. El segundo: ponderar los pecados, mirando la fealdad y la malicia que cada pecado mortal cometido tiene en sí, dado que no fuese vedado.
[58] 3º puncto. El tercero, mirar quién soy yo, diminuyéndome por exemplos: primero, quánto soy yo en comparación de todos los hombres; 2º, qué cosa son los hombres en comparación de todos los ángeles y sanctos del paraíso; 3º, mirar qué cosa es todo lo criado en comparación de Dios: pues yo solo ¿qué puedo ser?; 4º, mirar toda mi corrupción y fealdad corpórea; 5º, mirarme como una llaga y postema, de donde han salido tantos pecados y tantas maldades y ponzoña tan turpíssima.
[59] 4º puncto. El quarto: considerar quién es Dios, contra quien he pecado, según sus atributos, comparándolos a sus contrarios en mí: su sapiencia a mi inorancia, su omnipotencia a mi flaqueza, su justicia a mi iniquidad, su bondad a mi malicia.
[60] 5º puncto. El quinto: esclamación admirative con crescido afecto, discurriendo por todas las criaturas, cómo me han dexado en vida y conservado en ella; los ángeles, como sean cuchillo de la justicia divina, cómo me han suffrido y guardado y rogado por mí; los santos cómo han sido en interceder y rogar por mí; y los cielos, sol, luna, estrellas, y elementos, fructos, aves, peces, y animales; y la tierra cómo no se a abierto para sorberme, criando nuevos infiernos para siempre penar en ellos.
[61] Coloquio. Acabar con un coloquio de misericordia, razonando y dando gracias a Dios nuestro Señor porque me a dado vida hasta agora, proponiendo enmienda con su gracia para adelante. Pater noster.
[62] TERCERO EXERCICIO ES REPETICION DEL 1º Y 2º EXERCICIO, HACIENDO TRES COLOQUIOS. Después de la oración preparatoria y dos preámbulos, será repetir el primero y 2 exercicio, notando y haciendo pausa en los punctos que he sentido mayor consolación o desolación o mayor sentimiento espiritual; después de lo qual haré tres coloquios de la manera que se sigue:
[63] 1º coloquio. El primer coloquio a nuestra Señora, para que me alcance gracia de su Hijo y Señor para tres cosas: la primera, para que sienta interno conoscimiento de mis peccados y aborrescimiento dellos; la 2ª, para que sienta el dessorden de mis operaciones, para que, aboresciendo, me enmiende y me ordene; la 3ª, pedir conoscimiento del mundo, para que, aboresciendo, aparte de mí las cosas mundanas y vanas; y con esto un Ave María. 2º coloquio. El segundo, otro tanto al Hijo, para que me alcance del Padre; y con esto el Anima Christi. 3º coloquio. El tercero, otro tanto al Padre, para que el mismo Señor eterno me lo conceda; y con esto un Pater noster.
[64] CUARTO EXERCICIO ES RESUMIENDO ESTE MISMO TERCERO. Dixe resumiendo, porque el entendimiento sin divagar discurra assiduamente por la reminiscencia de las cosas contempladas en los exercicios passados, y haciendo los mismos tres coloquios.
[65] QUINTO EXERCICIO ES MEDITACION DEL INFIERNO; CONTIENE EN SI, DESPUES DE LA ORACION PREPARATORIA Y DOS PREAMBULOS, CINCO PUNTOS Y UN COLOQUIO. Oración.La oración preparatoria sea la sólita.
1º preámbulo. El primer preámbulo composición, que es aquí ver con la vista de la imaginación la longura, anchura y profundidad del infierno. 2º preámbulo. El segundo, demandar lo que quiero: será aquí pedir interno sentimiento de la pena que padescen los dañados, para que si del amor del Señor eterno me oluidare por mis faltas, a los menos el temor de las penas me ayude para no venir en pecado.
[66] 1º puncto. El primer puncto será ver con la vista de la imaginación los grandes fuegos, y las ánimas como en cuerpos ígneos.
[67] 2º El 2º: oír con las orejas llantos, alaridos, voces, blasfemias contra Christo nuestro Señor y contra todos sus santos.
[68] 3º El 3º: oler con el olfato humo, piedra azufre, sentina y cosas pútridas.
[69] 4º El 4º: gustar con el gusto cosas amargas, así como lágrimas, tristeza y el verme de la consciencia.
[70] 5º El 5º: tocar con el tacto, es a saber, cómo los fuegos tocan y abrasan las ánimas.
[71] Coloquio. Haciendo un coloquio a Christo nuestro Señor, traer a la memoria las ánimas que están en el infierno, unas, porque no creyeron el advenimiento, otras, creyendo, no obraron según sus mandamientos, haciendo tres partes: 1ª parte. La 1ª, antes del advenimiento.
La 2ª en su vida.
La 3ª después de su vida en este mundo; y con esto darle gracias, porque no me ha dexado caer en ninguna destas, acabando mi vida. Asimismo, cómo hasta agora siempre a tenido de mí tanta piedad y misericordia, acabando con un Pater noster.
[72] Nota. El primer exercicio se hará a la media noche; el 2, luego en levantándose a la mañana; el 3, antes o después de la misa, finalmente que sea antes de comer; el 4, a la hora de vísperas; el quinto, una hora antes de cenar. Esta repetición de horas, más o menos, siempre entiendo en todas las 4 semanas, según la edad, disposición y temperatura, ayuda a la persona que se exercita, para hacer los cinco exercicios o menos.
EADICIONES
[73] ADDICIONES PARA MEJOR HACER LOS EXERCICIOS Y PARA MEJOR HALLAR LO QUE DESEA. 1ª addición. La primera addición es, después de acostado, ya que me quiera dormir, por espacio de un Ave María pensar a la hora que me tengo de levantar, y a qué, resumiendo el exercicio que tengo de hacer.
[74] 2ª addición. La 2ª: quando me despertare, no dando lugar a unos pensamientos ni a otros, advertir luego a lo que voy a contemplar en el primer exercicio de la media noche, trayéndome en confusión de mis tantos pecados, poniendo exemplos, así como si un caballero se hallase delante de su rey y de toda su corte, avergonzado y confundido en haberle mucho ofendido, de quien primero rescibió muchos dones y muchas mercedes; asimismo, en el 2º exercicio, haciéndome peccador grande y encadenado, es a saber, que voy atado como en cadenas a parescer delante del sumo Juez eterno, trayendo en exemplo cómo los encarcerados y encadenados ya dignos de muerte parescen delante su juez temporal. y con estos pensamientos vestirme, o con otros, según subiecta materia.
[75] 3ª addición. La 3ª: un paso o dos antes del lugar donde tengo de contemplar o meditar, me pondré en pie, por espacio de un Pater noster, alzado el entendimiento arriba, considerando cómo Dios nuestro Señor me mira, etc., y hacer una reverencia o humiliación.
[76] 4ª addición. La 4ª: entrar en la contemplación, quándo de rodillas, quándo prostrado en tierra, quándo supino rostro arriba, quándo asentado, quándo en pie, andando siempre a buscar lo que quiero. En dos cosas advertiremos: la primera es, que si hallo lo que quiero de rodillas, no pasaré adelante, y si prostrado, asimismo, etc.; la segunda, en el punto en el qual hallare lo que quiero, ahí me reposaré, sin tener ansia de pasar adelante, hasta que me satisfaga.
[77] 5ª addición. La 5ª: después de acabado el exercicio, por espacio de un quarto de hora, quier asentado, quier paseándome, miraré cómo me a ido en la contemplación o meditación; y si mal, miraré la causa donde procede y, así mirada, arrepentirme, para me enmendar adelante; y si bien, dando gracias a Dios nuestro Señor; y haré otra vez de la misma manera.
[78] 6ª addición. La 6ª: no querer pensar en cosas de placer ni alegría, como de gloria, resurrección, etc.; porque para sentir pena, dolor y lágrimas por nuestros peccados impide cualquier consideración de gozo y alegría; mas tener delante de mí quererme doler y sentir pena, trayendo más en memoria la muerte, el juicio.
[79] 7ª addición. La 7ª: privarme de toda claridad para el mismo effecto, cerrando ventanas y puertas el tiempo que estuviere en la cámera, si no fuere para rezar, leer y comer.
[80] 8ª addición. La 8ª: no reír, ni decir cosa motiva a risa.
[81] 9ª addición. La nona: refrenar la vista, excepto al rescibir o al despedir de la persona con quien hablare.
[82] 10ª addición. La décima addición es penitencia, la cual se divide en interna y externa. Interna es, dolerse de sus pecados, con firme propósito de no cometer aquellos ni otros algunos; la externa, o fructo de la primera, es castigo de los pecados cometidos, y principalmente se toma en tres maneras:
[83] 1ª manera. La 1ª es cerca del comer, es a saber, quando quitamos lo superfluo, no es penitencia, mas temperancia; penitencia es, quando quitamos de lo conveniente, y quanto más y más, mayor y mejor, sólo que no se corrompa el subiecto, ni se siga enfermedad notable.
[84] 2ª manera. La 2ª: cerca del modo del dormir; y asimismo no es penitencia quitar lo superfluo de cosas delicadas o moles, mas es penitencia, quando en el modo se quita de lo conveniente, y quanto más y más, mejor, sólo que no se corrompa el subiecto, ni se siga enfermedad notable, ni tampoco se quite del sueño conveniente, si forsan no tiene hábito vicioso de dormir demasiado, para venir al medio.
[85] 3ª manera. La 3ª: castigar la carne, es a saber: dándole dolor sensible, el qual se da trayendo cilicios o sogas o barras de hierro sobre las carnes, flagelándose, o llagándose, y otras maneras de asperezas.
[86] Lo que paresce más cómodo y más seguro de la penitencia es, que el dolor sea sensible en las carnes, y que no entre dentro en los huesos de manera que dé dolor y no enfermedad; por lo qual paresce que es más conveniente lastimarse con cuerdas delgadas, que dan dolor de fuera, que no de otra manera que cause dentro enfermedad que sea notable.
[87] 1ª nota. La primera nota es que las penitencias externas principalmente se hacen por tres effectos: el primero, por satisfación de los peccados passados; 2º por vencer a sí mesmo, es a saber, para que la sensualidad obedezca a la razón y todas partes inferiores estén más subiectas a las superiores; 3º para buscar y hallar alguna gracia o don que la persona quiere y desea, ansí como si desea haber interna contrición de sus pecados, o llorar mucho sobre ellos, o sobre las penas y dolores que Christo nuestro Señor passaba en su passión, o por solución de alguna dubitación en que la persona se halla.
[88] 2ª nota. La 2ª: es de advertir que la 1ª y 2ª addición se han de hacer para los exercicios de la media noche y en amanesciendo, y no para los que se harán en otros tiempos; y la 4ª addición nunca se hará en la iglesia delante de otros, sino en escondido, como en casa, etcétera.
[89] 3ª nota. La 3ª: quando la persona que se exercita aún no halla lo que desea, ansí como lágrimas, consolationes, etc., muchas veces aprovecha hacer mudanza en el comer, en el dormir, y en otros modos de hacer penitencia; de manera que nos mudemos, haciendo dos o tres días penitencia, y otros dos o tres no; porque a algunos conviene hacer más penitencia, y a otros menos; y también porque muchas veces dexamos de hacer penitencia por el amor sensual y por juicio erróneo, que el subiecto humano no podrá tolerar sin notable enfermedad; y algunas veces, por el contrario, hacemos demasiado, pensando que al cuerpo pueda tolerar; y como Dios nuestro Señor en infinito conosce mejor nuestra natura, muchas veces en las tales mudanzas da a sentir a cada uno lo que le conviene.
[90] 4ª nota. La 4ª: el examen particular se haga para quitar defectos y negligencias sobre exercicios y addiciones; y ansí en la 2ª, 3ª, y 4ª semana.
EJERCICIOS ESPIRITUALES DE SAN IGNACIO DE LOYOLA TEXTO ORIGINAL ANOTACIONES [1] AL [20]
[1] ANNOTACIONES PARA TOMAR ALGUNA INTELIGENCIA EN LOS EXERCICIOS SPIRITUALES QUE SE SIGUEN, Y PARA AYUDARSE, ASI EL QUE LOS HA DE DAR, COMO EL QUE LOS HA DE RESCIBIR.
1ª annotación. La primera annotación es, que por este nombre, exercicios spirituales, se entiende todo modo de examinar la consciencia, de meditar, de contemplar, de orar vocal y mental, y de otras spirituales operaciones, según que adelante se dirá. Porque así como el pasear, caminar y correr son exercicios corporales; por la mesma manera, todo modo de preparar y disponer el ánima para quitar de sí todas las afecciones desordenadas y, después de quitadas, para buscar y hallar la voluntad divina en la disposición de su vida para la salud del ánima, se llaman exercicios spirituales.
[2] 2ª La segunda es, que la persona que da a otro modo y orden para meditar o comtemplar, debe narrar fielmente la historia de la tal comtemplación o meditación, discurriendo solamente por los punctos con breve o sumaria declaración; porque la persona que contempla, tomando el fundamento verdadero de la historia, discurriendo y raciocinando por sí mismo, y hallando alguna cosa que haga un poco más declarar o sentir la historia, quier por la raciocinación propia, quier sea en quanto el entendimiento es ilucidado por la virtud divina, es de más gusto y fructo spiritual, que si el que da los exercicios hubiese mucho declarado y ampliado el sentido de la historia; porque no el mucho saber harta y satisface al ánima, mas el sentir y gusta de las cosas internamente.
[3] 3ª La tercera: como en todos los exercicios siguientes spirituales usamos de los actos del entendimiento discurriendo y de los de la voluntad affectando; advertamos que en los actos de la voluntad, quando hablamos vocalmente o mentalmente con Dios nuestro Señor o con sus santos, se requiere de nuestra parte mayor reverencia, que quando usamos del entendimiento entendiendo.
[4] 4ª La quarta: dado que para los exercicios siguientes se toman quatro semanas, por corresponder a quatro partes en que se dividen los exercicios; es a saber, a la primera, que es la consideración y contemplación de los pecados; la 2ª es la vida de Christo nuestro Señor hasta el día de ramos inclusive; la 3ª la passión de Christo nuestro Señor; la 4ª la resurrección y ascensión, poniendo tres modos de orar: tamen, no se entienda que cada semana tenga de necesidad siete o ocho días en sí. Porque como acaesce que en la primera semana unos son más tardos para hallar lo que buscan, es a saber, contrición, dolor, lágrimas por sus pecados; asimismo como unos sean más diligentes que otros, y más agitados o probados de diversos spíritus; requiérese algunas veces acortar la semana, y otras veces alargarla, y así en todas las otras semanas siguientes, buscando las cosas según la materia subiecta; pero poco más o menos se acabarán en treinta días.
[5] 5ª La quinta: al que rescibe los exercicios mucho aprovecha entrar en ellos con grande ánimo y liberalidad con su Criador y Señor, ofreciéndole todo su querer y libertad, para que su divina majestad, así de su persona como de todo lo que tiene se sirva conforme a su sanctísima voluntad.
[6] 6ª La sexta: el que da los exercicios, quando siente que al que se exercita no le vienen algunas mociones spirituales en su ánima, assí como consolaciones o dessolaciones, ni es agitado de varios spíritus; mucho le debe interrogar cerca los exercicios, si los hace a sus tiempos destinados y cómo; asimismo de las addiciones, si con diligencia las hace, pidiendo particularmente de cada cosa destas. Habla de consolación y desolación, núm. [316] de addiciones, núm. [73].
[7] 7ª La séptima: el que da los exercicios, si vee al que los rescibe, que está desolado y tentado, no se haya con él duro ni desabrido, mas blando y suave, dándole ánimo y fuerzas para adelante, y descubriéndole las astucias del enemigo de natura humana, y haciéndole preparar y disponer para la consolación ventura.
[8] 8ª La octava: el que da los exercicios, según la necesidad que sintiere en el que los rescibe, cerca de las dessolaciones y astucias del enemigo, y así de las consolaciones; podrá platicarle las reglas de la 1ª y 2ª semana, que son para conoscer varios spíritus, núm. [313] y [318].
[9] 9ª La nona es de advertir, quando el que se exercita anda en los exercicios de la primera semana, si es persona que en cosas spirituales no haya sido versado, y si es tentado grosera y abiertamente, así como mostrando impedimentos para ir adelante en servicio de Dios nuestro Señor, como son trabajos, vergüenza y temor por la honra del mundo, etc.; el que da los exercicios no le platique las reglas de varios spíritus de la 2ª semana; porque quanto le aprovecharán las de la primera semana, le dañarán las de la 2ª, por ser materia más subtil y más subida que podrá entender.
[10] 10ª La décima: quando el que da los exercicios siente al que los rescibe, que es batido y tentado debaxo de especie de bien, entonces es propio de platicarle sobre las reglas de la segunda semana ya dicha. Porque comúnmente el enemigo de natura humana tienta más debaxo de especie de bien, quando la persona se exercita en la vida illuminativa, que corresponde a los exercicios de la 2ª semana, y no tanto en la vida purgativa, que corresponde a los exercicios de la 1ª semana.
[11] 11ª La undécima: al que toma exercicios en la 1ª semana, aprovecha que no sepa cosa alguna de lo que ha de hacer en la 2ª semana; mas que ansí trabaje en la 1ª para alcanzar la cosa que busca, como si en la 2ª ninguna buena sperase hallar.
[12] 12ª La duodécima: el que da los exercicios, al que los rescibe ha de advertir mucho, que como en cada uno de los cinco exercicios o contemplaciones, que se harán cada día, ha de estar por una hora, así procure siempre que el ánimo quede harto en pensar que a estado una entera hora en el exercicio, y antes más que menos. Porque el enemigo no poco suele procurar de hacer acortar la hora de la tal contemplación, meditación o oración.
[13] 13ª La terdécima: asimismo es de advertir, que como en el tiempo de la consolación es fácil y leve estar en la contemplación la hora entera, assí en el tiempo de la dessolación es muy difícil complirla; por tanto, la persona que se exercita, por hacer contra la desolación y vencer las tentaciones, debe siempre estar alguna cosa más de la hora complida; porque no sólo se avece a resistir al adversario, mas aún a derrocalle.
[14] 14ª La quatuordécima: el que los da, si vee al que los rescibe, que anda consolado y con mucho herbor, debe prevenir que no haga promessa ni voto alguno inconsiderado y precipitado; y quanto más le conosciere de ligera condición, tanto más le debe prevenir y admonir; porque dado que justamente puede mover uno a otro a tomar religión, en la qual se entiende hacer voto de obediencia, pobreza y castidad; y dado que la buena obra que se hace con voto es más meritoria que la que se hace sin él; mucho debe de mirar la propia condición y subiecto, y quínta ayuda o estorbo podrá hallar en cumplir la cosa que quisiese prometer.
[15] 15ª La décima quinta: el que da los exercicios no debe mover al que los rescibe más a pobreza ni a promessa, que a sus contrarios, ni a un estado o modo de vivir, que a otro. Porque, dado que fuera de los exercicios lícita y meritoriamente podamos mover a todas personas, que probabiliter tengan subiecto, para elegir continencia, virginidad, religión y toda manera de perfección evangélica; tamen, en los tales exercicios spirituales, más conveniente y mucho mejor es, buscando la divina voluntad, que el mismo Criador y Señor se communique a la su ánima devota, habrazándola en su amor y alabanza y disponiéndola por la vía que mejor podrá servirle adelante. De manera que el que los da no se decante ni se incline a la una parte ni a la otra; mas estando en medio, como un peso, dexe inmediate obrar al Criador con la criatura, y a la criatura con su Criador y Señor.
[16] 16ª La décima sexta: para lo qual, es a saber, para que el Criador y Señor obre más ciertamente en la su criatura, si por ventura la tal ánima está affectada y inclinada a una cosa desordenadamente, muy conveniente es moverse, poniendo todas sus fuerzas, para venir al contrario de lo que está mal affectada; así como si está affectada para buscar y haber un officio o beneficio, no por el honor y gloria de Dios nuestro Señor, ni por la salud espiritual de las ánimas, mas por sus propios provechos y intereses temporales, debe affectarse al contrario, instando en oraciones y otros exercicios espirituales, y pidiendo a Dios nuestro Señor el contrario, es a saber, que ni quiere el tal officio o beneficio ni otra cosa alguna, si su divina majestad, ordenando sus deseos, no le mudare su affección primera; de manera que la causa de desear o tener una cosa o otra sea sólo servicio, honra y gloria de la su divina majestad.
[17] 17ª La décima séptima: mucho aprovecha, el que da los exercicios, no queriendo pedir ni saber los propios pensamientos ni peccados del que los rescibe, ser informado fielmente de las varias agitaciones y pensamientos, que los varios spíritus le traen; porque, segum el mayor o menor provecho, le puede dar algunos spirituales exercicios convenientes y conformes a la necesidad de la tal ánima así agitada.
[18] 18ª La décima octava: según la disposición de las personas que quieren tomar exercicios spirituales, es a saber, según que tienen edad, letras o ingenio, se han de aplicar los tales exercicios; porque no se den a quien es rudo, o de poca complisión, cosas que no pueda descansadamente llevar y aprovecharse con ellas. Assimismo, según que se quisieren disponer, se debe de dar a cada uno, porque más se pueda ayudar y aprovechar. Por tanto, al que se quiere ayudar para se instruir y para llegar hasta cierto grado de contentar a su ánima, se puede dar el examen particular, núm. [24], y después el examen general, núm. [32]; juntamente por media hora a la mañana el modo de orar sobre los mandamientos, peccados mortales, etc., núm. [238], comendándole también la confessión de sus peccados de ocho en ocho días, y si puede tomar el sacramento de quince en quince, y si se affecta mejor de ocho en ocho. Esta manera es más propia para personas más rudas o sin letras, declarándoles cada mandamiento, y así de los peccados mortales, preceptos de la Iglesia, cinco sentidos, y obras de misericordia. Ansimesmo, si el que da los exercicios viere al que los recibe ser de poco subiecto o de poca capacidad natural, de quien no se espera mucho fructo; más conveniente es darle algunos destos exercicios leves, hasta que se confiese de sus peccados; y después, dándole algunos exámenes de consientia, y orden de confesar más a menudo que solía, para se conservar en lo que ha ganado, no proceder adelante en materias de elección, ni en otros algunos exercicios, que están fuera de la primera semana; mayormente qvando en otros se puede hacer mayor provecho, faltando tiempo para todo.
[19] 19ª La diecinueve: al que estubiere embarazado en cosas públicas o negocios convenientes, quier letrado o ingenioso, tomando una hora y media para se exercitar, platicándole para qué es el hombre criado, se le puede dar asimismo por spacio de media hora el examen particular, y después el mismo general, y modo de confesar y tomar el sacramento, haciendo tres días cada mañana por spacio de una hora la meditación del 1º, 2º y 3º peccado, núm. [45]; después, otros tres días, a la misma hora la meditación del processo de los peccados, núm. [55]; después, por otros tres días, a la misma hora haga de las penas que corresponden a los peccados, núm. [65]; dándole en todas tres meditaciones las diez addiciones, núm. [73], llevando el mismo discurso por los misterios de Christo nuestro Señor, que adelante y a la larga en los mismos exercicios se declara.
[20] 20ª La vigéssima: al que es más desembarazado y que en todo lo possible desea aprovechar, dénsele todos los exercicios spirituales por la misma orden que proceden; en los quales, por vía ordenada, tanto más se aprovechará, quanto más se apartare de todos amigos y conoscidos y de toda solicitud terrena; assí como mudándose de la casa donde moraba, y tomando otra casa o cámera, para habitar en ella quanto más secretamente pudiere; de manera que en su mano sea cada día a missa y a vísperas, sin temor que sus conoscidos le hagan impedimiento. Del qual apartamiento se siguen tres provechos principales, entre otros muchos: el primero es, que en apartarse hombre de muchos amigos y conoscidos y, asimismo, de muchos negocios no bien ordenados, por servir y alabar a Dios nuestro Señor, no poco meresce delante su divina majestad; el segundo, estando ansí apartado, no teniendo el entendimiento partido en muchas cosas, mas poniendo todo el cuydado en sola una, es a saber, en servir a su Criador, y aprovechar a su propia ánima, usa de sus potencias naturales más libremente, para buscar con diligencia lo que tanto desea; el 3, quanto más nuestra ánima se halla sola y apartada, se hace más apta para se acercar y llegar a su Criador y Señor; y quanto más así se allega, más se dispone para rescibir gracias y dones de la su divina y summa bondad.
IMITACIÓN DE CRISTO - SEGUNDA PARTE
PARTE SEGUNDACONSEJOS PARA LA VIDA DE DIOS EN NOSOTROS
Capítulo: I
LA COMUNICACIÓN INTERIOR
1. “El Reino de Dios está entre ustedes” (Jn 17,21), dice el Señor.
Conviértete de todo corazón al Señor
abandona las maldades de éste mundo
y tu vida encontrará reposo.
Aprende a menospreciar los intereses exteriores,
entrégate a los interiores y verás que el Reino de Dios llega a ti.
Porque el Reino de Dios es paz y alegría con el
Espíritu Santo (Rm 14,17)
que no se da a los faltos de piedad.
Cuando Cristo venga a ti, te mostrará su amor
siempre que encuentre allí dentro un hogar preparado.
Todo esplendor y belleza se encuentra dentro
y ahí le gusta entrar.
Frecuentemente visita a la persona de vida interior
le conversa suavemente, le manifiesta su afecto,
mucha paz y maravillosa intimidad.
2. Anímate, buen amigo, prepara tu corazón al Señor
para que condescienda en venir a ti y habitar en ti.
Por eso dice: “Si alguno me ama, seguirá mis enseñanzas;
mi Padre y yo vendremos a él y viviremos con él” (Jn 14,23).
Dale sitio a Jesús
y niégales el ingreso a todos los demás.
Cuando tengas a Cristo
serás rico y con él tendrás suficiente.
Él se encargará de ti y será tu fiel proveedor en todo
para que nada tengas que esperar de los demás.
Las personas cambian mucho y fallan rápidamente
pero Cristo permanece para siempre y se mantiene firme hasta el fin.
3. No debe ponerse mucha confianza en seres frágiles y mortales,
aunque nos sean útiles o muy queridos
ni nos debe entristecer demasiado
si algunas veces se nos enfrentan o contradicen.
Quien hoy está contigo,
mañana puede serte contrario, y viceversa;
con frecuencia cambian como el viento.
Pon toda tu confianza en Dios
y que Él sea siempre tu temor y tu amor.
El mismo responderá por Ti
y te hará bien, de la mejor manera.
No tienes aquí residencia permanente
y por donde vayas serás extranjero y peregrino
ni tendrás el menor reposo
a menos que estés unido íntimamente a Cristo.
4. ¿Qué miras a tu alrededor
si no es éste el lugar de tu descanso?
En el cielo debe estar tu habitación
y observar como de paso las realidades creadas.
Pasan todas las cosas
y tú juntamente con ellas.
Atiende a no adherirte a ellas
no suceda que te apresen y perezcas.
Junto al Altísimo debe estar tu pensamiento
y dirigirse sin cesar tu invocación a Cristo.
Si no sabes especular sobre las altas realidades del Cielo
descansa pensando en la pasión de Cristo
y habita gustoso en sus sagradas llagas.
Si te refugias con devoción
en las heridas y preciosos estigmas de Jesús
te sentirás muy reconfortado en las aflicciones,
no te preocuparás tanto de los desplantes que te hagan
y podrás soportar fácilmente las palabras hirientes.
5. Cristo fue despreciado por muchos mientras vivió en la tierra
y, en medio de ofensas, fue abandonado por sus
conocidos y amigos
cuando tenía de ellos mayor necesidad.
Cristo aceptó sufrir y ser despreciado
¿y tú te atreves a quejarte de alguna cosa?
Cristo tuvo adversarios y contradictores
¿y tú pretendes que todos te sean amigos y benefactores?
¿Cómo va a premiarse tu paciencia
si nada adverso te ocurre?
Si no quieres sufrir nada que te moleste
¿cómo llegarás a ser amigo de Cristo?
Sopórtate con Cristo y por Cristo
si quieres reinar con Cristo.
6. Si alguna vez, al menos,
penetrases perfectamente en el interior de Jesús
y saboreases un poquito de su encendido amor
entonces dejarías de prestar atención
a tus propias comodidades o incomodidades
alegrándote más bien de soportar ofensas
porque el amor de Jesús hace que las personas
se den menos importancia a sí mismas.
El que ama a Jesús y a la Verdad,
y sinceramente aprecia su vida interior
manteniéndose libre de condicionamientos alienantes
puede también libremente comprometerse con Dios,
elevarse espiritualmente por encima de sí mismo
y descansar con gran alegría.
7. Quien aprecia las cosas como son,
no como se dice o se considera,
es, de verdad, un sabio
y más instruido por Dios que por cualquier persona.
Quien sabe conducirse dentro de sí,
y darle su justo valor a las cosas exteriores
no requiere lugar o tiempo determinado
para dedicarse a los ejercicios que lo llevan a Dios.
La persona de vida interior pronto se recoge dentro de sí
porque nunca se desparrama totalmente al exterior.
No le causa problema el trabajo ordinario
o las ocupaciones correspondientes al tiempo indicado
sino que sabe acomodarse a ellas tal como vienen.
Quien está bien dispuesto y organizado interiormente
no le da importancia a los hechos famosos o perversos
de los otros.
Porque cualquiera puede sufrir impedimentos y distracciones
en la medida que se deja atraer por las cosas.
8. Si te comportases rectamente y de verdad fueses puro
todo se convertiría para ti en beneficio y provecho.
Por eso muchas cosas te desagradan y con frecuencia te confunden [sic]
porque aún no te has mortificado perfectamente
ni te has liberado de tantos intereses rastreros.
Nada mancha ni compromete así nuestro corazón
como el amor inconveniente a lo creado.
Si desatiendes las satisfacciones exteriores,
podrás contemplar las realidades divinas
y alegrarte interiormente con frecuencia.
Capítulo: II
HUMILDE SUJECIÓN
1. No estés demasiado pendiente
de lo que te suceda a favor o en contra
sino busca y procura
que Dios esté contigo en todo lo que haces.
Ten la conciencia en paz y Dios te defenderá bien.
Porque a quien El quiere ayudar
ninguna maldad le puede dañar.
Si tú sabes callar y sufrir
sin duda verás venir el auxilio de Dios.
El sabe bien cuándo y cómo liberarte
y por eso te debes someter.
A veces es muy conveniente, para defensa de tu propia humildad,
que otros conozcan y discutan nuestros defectos.
2. Cuando alguno reconoce sus defectos
aplaca con facilidad a los otros
y suavemente satisface a los airados contra él.
Al humilde, Dios protege y libera
al humilde ama y consuela.
Al humilde, Dios se inclina
al humilde concede su mayores favores
y después de su depresión, eleva hasta la Gloria.
Al humilde le revela sus secretos
y lo atrae e invita dulcemente hacia sí.
El humilde, luego de reconocida su falta,
se encuentra felizmente en paz
porque se mantiene firme en Dios y no en el mundo.
No creas que algo aprovechaste
mientras no te sientas el último de todos.
Capítulo: III
BONDAD Y PAZ
1. Ponte primero a ti mismo en paz
y podrás después pacificar a otros.
La persona pacífica se perfecciona más
que la que mucho sabe.
La persona alterada convierte el bien en mal
y con más facilidad cree lo malo.
La persona buena y pacífica todo lo convierte en bien.
Quien vive bien en paz
de nadie sospecha.
En cambio, quien está lleno de maldad y trastornado
es agitado por variadas suspicacias.
Ni él se está tranquilo
ni permite que otros lo estén.
Dice con frecuencia lo que no debería decir
y omite hacer lo que más le convendría.
Piensa en las obligaciones de los demás
y se descuida de las propias.
Interésate primero por ti mismo
y luego podrás, con justicia, interesarte por lo demás.
2. Tú sí que sabes bien disculpar y colorear tus acciones
y no quieres recibir las disculpas de los otros.
Sería más justo que tú mismo te acusaras
y excusaras a tu hermano.
Si quieres que te soporten,
soporta tú a los demás.
Fíjate qué lejos estás todavía
de la auténtica caridad y humildad
que con nadie sabe encolerizarse ni indignarse
sino contra sí mismo.
No es gran cosa relacionarse con personas buenas y tranquilas;
esto, naturalmente, le agrada a cualquiera
y cada uno de buena gana vive en paz
con quienes piensan como él, y lo estiman.
Pero poder permanecer pacíficamente
con los toscos, perversos, descontrolados,
o con quienes nos contrarían
es una gracia muy especial
y una actitud de verdad valiente y digna de alabanza.
3. Hay quienes viven en paz consigo mismos
y procuran vivir en paz con los demás.
Y hay quienes ni tienen paz consigo mismos
ni permiten que los demás la tengan.
Son pesados para los demás
pero son más pesados para sí.
Y hay quienes saben conservarse en paz
y procuran pacificar a los otros.
Sin embargo, toda nuestra paz,
en ésta difícil existencia
debe establecerse más en la sencilla tolerancia
que evitando sentir las contrariedades.
El que mejor sabe padecer
mayor paz adquirirá.
Éste es el vencedor de sí mismo y dominador del mundo,
el amigo de Cristo y heredero de los bienes eternos.
Capítulo: IV
PUREZA EN LA MENTE Y SINCERIDAD EN LA INTENCIÓN
1. Mediante dos alas las personas se elevan
sobre las limitaciones humanas:
ellas son la sinceridad y la pureza.
Sinceridad debe haber en la intención,
pureza en los afectos.
La sinceridad orienta hacia Dios
la pureza lo abraza y aprecia.
Ninguna buena acción te obstaculizará
si estás libre interiormente de afectos desordenados.
Si nada intentas ni deseas fuera de la voluntad de Dios
y la utilidad de tu prójimo
podrás gozar enteramente de la libertad interior.
Si tu corazón fuese recto
entonces toda la naturaleza
sería para ti espejo de vida y libro de santa enseñanza.
No existe ninguna criatura tan pequeña o tan vulgar
que no represente de alguna manera la bondad de Dios.
2. Si tú fueses interiormente bueno y puro
entonces verías y comprenderías bien, sin impedimento todas las cosas.
El corazón puro atraviesa el Cielo y el Infierno.
Según cada uno es interiormente,
de la misma manera juzga el exterior.
Si existe alegría en este mundo
es porque hay personas de corazón puro.
Si existe en alguna parte pena y angustia
es donde habita la mala conciencia.
Como el hierro enrojece cuando lo meten en el fuego
y se pone todo candente
así la persona que íntegramente se convierte a Dios
se desentorpece y transforma renovándose.
3. Cuando alguno comienza a desanimarse
entonces le tiene miedo al esfuerzo
y con gusto recibe las compensaciones exteriores.
Pero cuando empieza a dominarse perfectamente a sí mismo
y caminar con ánimo por el camino de Dios
entonces se le hacen livianas las cosas que creía pesadas.
Capítulo: V
CONOCIMIENTO DE SÍ MISMO
1. No podemos confiar excesivamente en nosotros mismos
porque con frecuencia nos falta la gracia y el criterio.
Poca lucidez hay en nosotros
y ésta, muy pronto por negligencia, la perdemos.
Muchas veces se nos pasa inadvertido
lo ciegos que estamos interiormente.
Muchas veces actuamos mal
y peor lo disculpamos.
A veces nos motivan las pasiones
y estimamos que es afán por servir a Dios.
Reprendemos a los otros por pequeñeces
y pasamos tranquilamente sobre nuestras grandes fallas.
Pronto sentimos y ponderamos
lo que tenemos que soportar de los demás
y no nos damos cuenta de lo mucho que los otros nos soportan.
Quien bien y justamente califica lo propio
no encontrará nada grave de juzgar en el otro.
2. La persona atenta a su vida en Dios
antepone su propia vigilancia a la de los demás.
Y quien se reconoce a sí mismo con atención
con facilidad prefiere callar lo que corresponde a otros.
Nunca serás persona interior y consagrada
a menos que silencies lo ajeno
y te examines especialmente a ti mismo.
Si te orientas totalmente hacia Dios y hacia ti mismo
muy poco te moverá lo que percibas de fuera.
¿Dónde estás, cuando no estás presente a ti mismo?
Y cuando terminaste de recorrer todo, olvidado de ti
¿qué aprovechaste?
Si deseas tener paz y unión verdadera
conviene que pospongas todo hasta aquí
y tengas ojos solamente para ti.
3. Así que mucho progresarás
si procuras conservarte desobligado de lo inmediato.
Mucho decaerás
si juzgas dignos de tu total preocupación los asuntos pasajeros.
Nada te sea grandioso, ni elevado, ni agradable, ni aceptable
salvo puramente Dios o lo que sea de Dios.
Considera totalmente insustancial
cualquier satisfacción que te venga de las criaturas.
El alma amante de Dios
desprecia todas las cosas si falta Él.
Sólo Dios, eterno e inmenso, que llena todo,
es placer del espíritu y verdadera alegría del corazón.
Capítulo: VI
ALEGRÍA DE LA BUENA CONCIENCIA
1. Orgullo de la persona buena
es el testimonio de su buena conciencia (2Co 1,12).
Ten buena conciencia
y encontrarás siempre alegría.
La buena conciencia muchísimas cosas puede sobrellevar
y muy alegre está entre las adversidades.
Descansarás tranquilo
si tu corazón no te reprende.
No te alegres
sino cuando actúes correctamente.
Los malos nunca poseen verdadera alegría
ni sienten verdadera paz interior
porque “no está la paz con los faltos de piedad”, dice el Señor (Is 48,22).
Y si llegaran a decir: “Estamos en paz,
no nos ocurrirá nada malo, ¿quién se atreverá a dañarnos?”,
no les creas
porque de repente se levanta la cólera de Dios
y se convertirán en nada sus actos
y sus pensamientos perecerán.
2. Enorgullecerse en la tribulación no es difícil para los amantes
porque esto significa enorgullecerse en la cruz del Señor.
Es muy limitado el reconocimiento
que se da y recibe de personas.
El reconocimiento del mundo
siempre viene acompañado de tristeza.
El orgullo de las personas debe afincarse en sus conciencias,
no en la boca de los demás.
La alegría de los santos proviene de Dios y está en Dios
y su satisfacción es la verdad.
El que desea verdadera y eterna felicidad
no busca las temporales atenciones.
Y el que requiere la gloria temporal
o no la menosprecia de corazón
demuestra que ama menos a Dios.
Tiene gran tranquilidad de espíritu
quien no se altera por alabanzas o desprecios.
3. Fácilmente estará contento y pacificado
quien tenga la conciencia limpia.
No eres más santo si te alaban
ni más pecador si te insultan.
Lo que eres, eso eres
ni vales más aunque lo digan,
que cuanto Dios dice que vales.
Las personas ven la cara
el Señor mira el corazón (1Sam 16,7).
Las personas consideran los actos
el Señor penetra en la intención.
Es indicio de humildad de espíritu
actuar siempre con honestidad
y no autovalorarse exageradamente.
No aceptar consolarse con las atenciones de los demás
es señal de gran pureza e interna confianza.
Quien no requiere testimonios exteriores en favor suyo
está demostrando que se ha entregado totalmente a Dios.
No queda aprobado quien se recomiende a sí mismo
sino aquel a quien Dios reconoce, dice el Apóstol Pablo (2Co 10,18)
Avanzar con Dios dentro de sí y no dejarse condicionar
por ningún afecto extraño, es la vida de la persona interior.
Capítulo: VII
AMOR A JESÚS SOBRE TODO LO DEMÁS
1. Feliz quien sabe lo que significa querer a Jesús
y darse menos importancia a sí mismo por Jesús.
Conviene abandonar lo amado por el Amado
porque Jesús desea que lo quieran sobretodo.
El amor a otras personas u objetos es engañoso e inestable
el amor a Jesús es fiel y permanente.
Quien se adhiere a otras personas u objetos, por su debilidad, caerá con ellos
quien se abraza con Jesús se asegurará con Él para siempre.
Ama a Jesús y retenlo como amigo;
aunque todos te abandonen
Él no te abandonará ni dejará que te pierdas al final.
De todos es necesario separase alguna vez, quieras o no.
2. Retén contigo a Jesús, en la vida o en la muerte,
y confíate en su fidelidad
porque solo Él te puede ayudar
cuando todos te falten.
Por ser quien es, Jesús no quiere admitir a nadie más
sino quiere tener tu corazón Él solo
y, como un rey, acomodarse en su propio trono.
Si supieras liberarte bien de todo lo que te retiene Jesús, con gusto, deberá habitar contigo.
Descubrirás que vas a perder totalmente lo que pongas en los otros,
fuera de Jesús.
No te confíes ni te apoyes en cañas huecas
porque las cosas creadas son caducas como la flor silvestre.
Pronto te decepcionarás,
si atiendes solamente a la apariencia de las personas.
Si buscas tu tranquilidad y ganancia en los demás
con frecuencia saldrás perdiendo.
Si en todo buscas a Jesús
hallarás a Jesús, por supuesto.
Pero si sólo te buscas a ti mismo
también te encontrarás, pero para tu mal.
Porque más daño ocasiona uno a sí mismo
si no busca a Jesús
que el daño que el mundo entero y todos sus enemigos
le pueden hacer.
Capítulo: VIII
JESÚS, AMIGO INTIMO
1. Cuando está Jesús presente, todo es conforme
y nada parece difícil.
Pero cuando Jesús no está
todo se hace muy duro.
Cuando Jesús no nos habla interiormente
el consuelo es miserable.
Pero si Jesús nos dice tan sólo una palabra
sentimos enorme alegría.
¿Acaso María de Betania no se levantó de inmediato
del lugar donde estaba llorando
cuando su hermana Marta le dijo:
“El Maestro está aquí, y te llama”?
¡Qué momento tan feliz
cuando Jesús nos llama de las lágrimas al gozo espiritual!
¡Qué seco y duro eres sin Jesús!
¡Qué ignorante y vacío
si anhelas algo fuera de Jesús!
Dime ¿Acaso no te hace eso mayor daño
que si perdieras todo el mundo?
2. ¿Qué puede darte el mundo entero sin Jesús?
Estar sin Jesús es un infierno
estar con Jesús es la mayor felicidad.
Si estuviera contigo Jesús
ningún enemigo podría dañarte.
El que encuentra a Jesús, encuentra un gran tesoro,
realmente encuentra lo máximo
y el que pierde a Jesús
pierde muchísimo más que todo el mundo.
Pobrísimo es quien vive sin Jesús
y muy rico quien está bien con Jesús.
3. Saber conversar con Jesús es todo un arte
y saber retener a Jesús es gran discernimiento.
Sé sencillo y pacífico
y estará contigo Jesús.
Sé generoso con Dios y ecuánime
y permanecerá contigo Jesús.
Pronto puedes hacer huir a Jesús y perder su gracia
si te inclinas hacia las cosas externas que te son inconvenientes.
Si haces huir a Jesús, y lo pierdes
¿a dónde irás? ¿a quién entonces vas a buscar como amigo?
Sin un amigo no puedes vivir contento
y si Jesús no fuera para ti el más íntimo amigo
estarás muy triste y desolado.
Es mejor elegir que todo el mundo esté en nuestra contra
a ofender a Jesús.
Entre todos los que quieres
debe ser Jesús el predilecto.
4. Debemos amar a todos por Jesús;
a Jesús, por sí mismo.
Sólo a Jesús debemos amar singularmente
ya que sólo Él es bueno y fiel
por encima de todos los amigos que puedes encontrar.
Por causa de Él, y en Él
deben ser queridos para ti
tanto los amigos como los enemigos
y por todos hay que rezar
para que todos conozcan a Jesús, y lo amen.
Nunca desees que te reconozcan y te amen exclusivamente
porque esto sólo corresponde a Dios
que no tiene a nadie similar a Él.
Ni anheles que alguien ocupe totalmente su corazón contigo
ni te dejes poseer por el amor de alguno
sino que Jesús esté en ti y en toda persona buena.
5. Manténte puro y libre interiormente
sin comprometerte íntegramente en nada.
Te conviene entregar a Dios el corazón desapegado y puro
si quieres consagrarte a Él y constatar
qué hermoso es el Señor.
Y realmente no lograrás esto
si su gracia no te avisa y atrae
de manera que dejando y despidiendo a todos
sólo te unas con el Solo [sic].
Cuando la gracia de Dios viene al individuo
entonces se hace poderoso para todo
y cuando lo abandona,
entonces se vuelve pobre y enfermizo
y como abandonado a su tristeza.
En estas cosas no debes desanimarte ni desesperarte
sino mantenerte sereno en la voluntad de Dios
y soportar todo lo que venga en honor a Jesucristo
porque después del invierno sigue el verano
después de la noche viene el día y pasada la tormenta llega gran serenidad.
Capítulo: IX
CARENCIA DE TODA SATISFACCIÓN
1. No es penoso desestimar las satisfacciones humanas
cuando están presentes las divinas.
Grandioso es, y muy grandioso
sufrir la carencia de satisfacciones sensibles,
humanas y divinas
y querer soportar gustosamente este abandono del corazón
en homenaje a Dios
y no tener en cuenta el propio mérito.
¿Qué tiene de maravilloso
sentirte risueño y bien dispuesto
cuando experimentas la presencia de Dios?
Cualquiera escogería esta situación.
Muy cómodamente viaja
quien es transportado por la gracia de Dios.
¿Y qué tiene de admirable que no sienta su carga
quien es llevado en peso por el Todopoderoso
y conducido por el supremo Conductor?
2. Con gusto tenemos algún pasatiempo
y difícilmente la persona se quita de sí misma.
El santo mártir Lorenzo venció al mundo
y al natural afecto que tenía por su sacerdote
porque le parecía despreciable
lo que muchos consideran gratificante
y sufrió con paciencia, por amor a Cristo
que le quitaran a Sixto, sacerdote de Dios,
a quien tanto estimaba.
En este caso, el amor al Creador superó el amor humano
y en vez del gusto de los hombres
eligió mejor la aprobación de Dios.
Igualmente, por amor a Dios
aprende tú a dejar algún pariente o amigo querido
y no lleves a mal cuando ellos te abandonen
sabiendo que, por último, a todos nos corresponde
abandonarnos mutuamente.
3. Seria y continuamente le conviene a cada uno
luchar contra sus tendencias maliciosas
antes que aprenda a superarse plenamente
y orientar todos sus afectos hacia Dios.
Cuando la persona se apoya sólo en sí misma
con frecuencia decae buscando satisfacciones inmediatas.
Pero el auténtico amante de Jesús
y preocupado seguidor de sus ejemplos
no se deja consolar fácilmente
ni busca tales placeres sensibles
sino que está dispuesto a efectuar exigentes ejercicios
y realizar difíciles trabajos por amor a Cristo.
4. Cuando Dios nos otorga la alegría espiritual
debemos acogerla con agradecimiento
porque se trata de un regalo suyo
y no del premio a nuestros esfuerzos.
No te agrandes, ni te goces exageradamente ni presumas sin razón
sino sé más bien sencillo, en razón del obsequio,
más cauto y respetuoso en todos tus actos
porque pasará ese momento dichoso
y sobrevendrá la tentación.
Cuando te quiten el consuelo, no te desesperes de inmediato
sino que con humildad y paciencia,
aguarda la visita del Señor
porque Dios es poderoso
y puede pronto restituirte el consuelo.
Esto no es nuevo ni extraño
para los expertos en el camino de Dios
porque en los santos más grandes y en los antiguos profetas
sucedió que se alternaron así con frecuencia las emociones.
5. Por eso, cierta persona, mientras sentía a Dios presente decía:
“Yo afirmo, en medio de mi abundancia, jamás cambiaré” (Sal 30,7).
Ausente la gracia, añadió después lo que sentía, diciendo:
“Retiraste tu rostro de mí y me siento desorientado” (Sal 30,8).
Sin embargo, en medio de la confusión no se desespera
sino de inmediato ruega y dice:
“A ti llamo Señor y a ti mi Dios, suplico” (Sal 30,9).
Finalmente, su oración resulta fructífera
y puede atestiguar que ha sido escuchado, diciendo:
“Oyó el Señor y tuvo compasión de mi.
El Señor se ha hecho mi Favorecedor”. (Sal 30,11)
¿Pero de qué forma? “Transformaste mi sufrimiento
en gozo y me rodeaste de felicidad”(Sal 30,12)
Y si así sucedió con los grandes santos
no hay que desesperarse porque lo mismo pasará con nosotros,
enfermizos e indigentes
así estemos entusiasmados o desanimados,
porque el Espíritu de Dios viene o se va
según su libre voluntad.
Por eso el santo Job dijo: “Me visitas al nacer el día y de inmediato me pones a prueba” (Job 7,18)
6. ¿En quién puedes esperar o en quién vas a confiar
si no es únicamente en la gran misericordia de Dios
y en la sola esperanza en la gracia de su presencia?
Aunque esté rodeado de personas buenas,
o hermanos solícitos o fieles amigos,
o de libros que santifican, o bellos cantos e himnos religiosos
todo esto me sirve de poco y poco me enseña
cuando estoy vacío de la gracia
y abandonado a mi propia limitación.
Entonces no hay mejor remedio
que paciencia y apertura a la voluntad de Dios.
7. Jamás encontré a nadie tan religioso y dispuesto
que no padeciera de vez en cuando la ausencia de la gracia
y no sintiera que disminuía su entusiasmo.
Ningún santo fue elevado tan alto e iluminado
sin antes o después haber tenido tentaciones.
No merece participar de la sublime contemplación de Dios
quien no se ha ejercitado en alguna tribulación,
por Dios.
La tentación precedente
es clara señal de la satisfacción que vendrá.
A quienes pone a prueba la tentación
les está prometido el consuelo del Cielo.
“Al vencedor, le daré de comer
la fruta del árbol de la Vida”, dice el Señor (Ap 2,7).
8. También se da la consolación divina
para que la persona se vuelva más fuerte
y soporte las dificultades;
también llega la tentación
para que no se engría del bien que hace.
El demonio no se duerme, ni nuestra naturaleza está bajo control,
por eso no dejes de prepararte al combate
porque a tu derecha y a tu izquierda
tienes enemigos que nunca descansan.
Capitulo: X
AGRADECIMIENTO POR LA GRACIA DE DIOS
1. ¿Por qué buscas descanso
si has nacido para el trabajo?
Dispónte más bien para el sufrimiento
que para las satisfacciones
y a cargar con la cruz más que con la alegría.
¿Quién no acogería con gusto
la satisfacción y felicidad espiritual
si siempre pudiera tenerlas?
Porque las satisfacciones espirituales
exceden a todas las ventajas del mundo
y a los estímulos de la sensualidad.
Toda satisfacción deshonesta
esta vacía de contenido o es vergonzosa.
Las satisfacciones espirituales
de verdad son alegres y honestas
engendradas por las virtudes
e infundidas por Dios en los corazones limpios.
Pero estas consolaciones divinas
nadie puede gozarlas continuamente como quiere
porque el tiempo de la tentación nunca termina.
2. Mucho contraría la visita de Dios
la equivocada libertad de ánimo
y la exagerada confianza en uno mismo.
Dios nos hace bien otorgándonos la gracia de la consolación
pero la persona actúa mal
cuando no retribuye con agradecimiento profundo
los dones que recibe de Dios.
Y por eso fluyen poco en nosotros los dones de la gracia,
porque somos ingratos con el Autor
y no los atribuimos a la fuente original.
Siempre se favorece al que sabe agradecer
y se le sustrae al supervalorado lo que se acostumbra dar al humilde.
3. No deseo satisfacciones
que me quiten los deseos de conversión
ni quiero contemplación
que me conduzca a la soberbia.
No es santo todo lo sublime, ni bueno todo lo agradable,
ni puro todo lo deseado, ni todo lo querido es agradable a Dios.
Con gusto acepto las inspiraciones que me hagan
más humilde y respetuoso de Dios
y me preparen mejor para abandonar lo malo en mí.
El enseñado con el don de la gracia
y el erudito por el dolor de haberla perdido
ni se atreverá a atribuirse el menor bien
salvo el reconocimiento de su pobreza y desnudez.
Dale a Dios lo que es de Dios
y asígnate a ti lo que es tuyo
o sea que debes agradecer a Dios su gracia,
y atribuirte a ti sólo la culpa
y la justa tristeza que debes sentir por esa culpa.
4. Ubícate siempre al último y te darán el mejor lugar
porque no se obtiene lo máximo sin lo menor.
Los más grandes santos ante Dios
se sienten ínfimos ante sí mismos
y mientras más lo engrandecen
más pequeños se reconocen.
Llenos de la verdad y del resplandor del cielo
no codician alabanzas insustanciales.
En Dios cimentados y asegurados
de ningún modo se dejan elevar,
asignan a Dios todo lo bueno que tienen
y no buscan felicitarse unos a otros
sino procurar la alabanza que sólo a Dios pertenece
y desean homenajearlo a Él por encima de todos
con ellos mismos y con todos los santos
y siempre, es éste su único objetivo.
5. Sé agradecido por lo menor
y serás merecedor de recibir mucho más.
Considera en mucho lo poco que recibes
y lo más despreciable por un regalo muy especial.
Si te fijas en la calidad del Donante
nada de lo que te dé considerarás pequeño o sin valor.
No existe nada pequeño
cuando Dios mismo lo otorga.
Incluso si se recibe penas y castigos
debe agradecerse
porque siempre es para nuestra salvación
todo lo que permite que nos venga.
El que desea conservar la gracia de Dios
debe saber agradecer cada favor
y sufrir con paciencia cuando falta,
rece para que la gracia vuelva
y sea cuidadoso y humilde para no perderla.
Capítulo: XI
POCOS AMAN LA CRUZ DE CRISTO
1. Jesús tiene muchos amantes de su Reino
pero pocos que lo ayuden a llevar su cruz.
Muchos tienen que desean sus consuelos
pero pocos que aceptan las dificultades.
Encuentra múltiples compañeros de banquete
pero pocos para la austeridad.
Todos buscan gozar junto con Él
pero pocos quieren soportar algo por Él.
Muchos siguen a Jesús hasta repartir el pan
pero pocos para tomar la copa de su pasión.
Muchos quieren a Jesús
mientras no suceda nada adverso.
Muchos lo alaban y bendicen
mientras puedan recibir los consuelos que otorga.
Pero si Jesús se escondiera y los abandonara un poco
de inmediato se quejarían o caerían en la desesperación.
2.Quien ama a Jesús por Jesús mismo
y no por causa de sus propias conveniencias,
bendice a Jesús por igual en todo sufrimiento y angustia como en la más abundante consolación.
Y si Él no quisiera nunca favorecerlos
con el sentimiento de su Presencia
igualmente lo alabarían siempre
y siempre querrían agradecérselo.
¡De cuánto es capaz el amor puro a Jesús
sin mezcla de propia comodidad o egoísmo!
¿No tenemos derecho de llamar mercenarios
a quienes siempre buscan su recompensa?
¿No prueban que se aman a sí mismos más que a Cristo
quienes siempre están pensando en sus ventajas y provecho?
¿Donde se encontrará alguno
que quiera servir a Dios gratuitamente?
3. Es raro encontrar a alguien tan dedicado
que esté desasido de todas las cosas.
¿Quién podrá descubrir
al verdadero pobre por el Espíritu
que se haya liberado de todo lo creado?
Es tesoro incomparable y de tierras lejanas (Prov 31,10).
Si la persona entregara todas sus posesiones
todavía nada hizo
y si hiciera grandes penitencias
eso aún es poco
y si dominara todas las ciencias
todavía esta lejos
y si tuviera virtudes extraordinarias
y si ardiera con intensa devoción
todavía le falta mucho,
le falta lo que es más necesario.
¿Qué es esto?
Que abandone todas las cosas, se abandone a sí misma
y salga totalmente de todo su interés
y no retenga ningún amor propio.
Cuando hayas hecho todo lo que sabes hacer
y sientas que nada hiciste;
cuando no te consideres grande,
aunque otros así te puedan estimar,
sino que sinceramente te reconozcas
como un servidor inútil, como dice la verdad:
“Cuando lleven a cabo todo lo que les mandaron digan: somos servidores inútiles” (Lc 17,10)
entonces verdaderamente podrás ser pobre y desnudo por el Espíritu
y decir como el salmista “Porque solo y pobre soy” (Sal 25,16).
Ninguno es más rico, ni más poderoso , ni más libre
que quien sabe abandonarse a sí mismo
y todas las cosas,
y colocarse en el último lugar.
Capítulo: XII
EL GRAN CAMINO DE LA SANTA CRUZ
1. Muy dura parece esta frase:
“Niégate tú mismo carga con tu cruz [sic] y sigue a Jesús” (Lc 9,23)
pero más duro será oír esta frase final
“Aléjense de mí, malditos y vayan al fuego eterno” (Mt 25,41).
Quienes ahora escuchan con agrado y siguen la frase de la cruz
entonces no tendrán miedo de oír la eterna condena.
Este signo de la cruz estará en lo alto
cuando el Señor venga a juzgar Mt 24,30.[sic]
Entonces todos los servidores de la cruz
que conformaron su vida con el crucificado
llegarán hasta Cristo Juez con gran confianza.
2.¿Por qué, pues, tienes temor de cargar la cruz
por la que va el camino al Reino?
En la cruz está la salud, en la cruz está la vida,
en la cruz está el refugio contra los enemigos
en la cruz está la infusión de la superior suavidad
en la cruz está la fuerza de la mente
en la curz está el gozo en el Espíritu
en la cruz está la virtud
en la cruz está la perfección de la santidad.
No existe salvación ni esperanza de vida eterna
sino en la cruz.
Carga con tu cruz y sigue a Jesús;
así irás hacia la vida eterna.
Él fue delante, llevando su propia cruz
y murió por ti en la cruz
para que tú lleves tu propia cruz
y estés dispuesto a morir en ella.
Porque si mueres con Él
con Él igualmente vivirás
Y si eres su socio en la pena
también lo serás en el triunfo.
3. Mira que todo consiste en la cruz,
en morir todo termina,
y no existe otro camino a la vida y a la verdadera paz interior
que no sea el camino de la santa Cruz y continua mortificación.
Camina por donde quieras, dirígete a donde gustes
no encontrarás vía más elevada en lo alto, ni más segura en lo bajo
a no ser la vía de la santa Cruz.
Dispón y organiza todas las cosas según tu querer y parecer
y encontrarás que es inevitable sufrir de alguna manera,
libremente o a la fuerza,
y así siempre encontrarás la cruz.
Porque sentirás dolencias físicas
o soportarás dolores morales.
4. A veces te sentirás abandonado por Dios,
a veces te molestará el prójimo
y lo que es más serio, a veces serás pesado para ti mismo
y ni siquiera podrás encontrar alivio en un remedio o descansar
pero conviene que todo lo soportes hasta que Dios quiera.
Desea Dios que aprendas a padecer las dificultades,
sin consuelo inmediato
para que te sometas a Él íntegramente
y reconozcas tus limitaciones en la adversidad.
Nadie siente tan hondamente la pasión de Cristo
salvo quien sufre algo similar.
Pues la cruz siempre está preparada
y en cualquier lugar te espera.
No puedes escaparte, corras donde corras
porque a cualquier lugar que llegues,
te llevas a ti contigo
y siempre a ti mismo te encontrarás.
Dirígete al exterior, dirígete al interior
y en todas partes encontrarás la cruz;
y por tanto necesitas en todas partes tener paciencia
si deseas tener interna paz y merecer un premio eterno.
5. Si llevas la cruz con buen ánimo,
ella te llevará a ti y te conducirá al fin deseado
donde será el final del sufrimiento,
lo que aquí es imposible.
Si te llevas con desgano
se te hará más pesada y más difícil cada vez para ti
y sin embargo estás obligado a cargarla.
Si rechazas una cruz, sin la menor duda encontrarás otra
y quizás más pesada.
6. ¿Crees que puedes evadir
lo que no pudo ningún ser humano?
¿Qué santo pudo vivir en el mundo
sin cruz y sufrimientos?
Ni Jesucristo nuestro Señor
estuvo una sola hora, mientras vivió entre nosotros,
sin verdaderos padecimientos:
Convenía que Cristo padeciera
y resucitase de la muerte
para entrar de esa manera en su gloria (Lc 24,26).
¿Y de que manera tú buscas camino distinto
de este gran camino de la santa cruz?
7. Toda la vida de Cristo fue cruz y martirio.
¿Y tú esperas para ti descanso y gozo?
Te equivocas si buscas algo distinto de sufrir dificultades
porque toda esta vida mortal
y rodeada de cruces [sic].
Y mientras a mayor altura alguien progrese espiritualmente
más pesadas cruces con frecuencia encontrará
porque la tristeza de su destierro crece más por el amor.
8. Sin embargo, esta persona que ve multiplicadas
sus aflicciones
no queda sin el aliento de los consuelos
porque siente que crece gran fruto
por el hecho de llevar la cruz.
Pero cuando se somete a ella voluntariamente,
todo el peso de las dificultades
se convierte en confianza con el favor de Dios.
Y mientras más se domina la naturaleza,
más se robustece el espíritu por la gracia interior.
A veces el amor y conformidad con la cruz de Cristo
tanto reconfortan de los efectos del dolor
y la adversidad
que ya no quisiera pasarse sin sufrimientos y aflicciones
porque se está seguro de ser mejor acogido por Dios
en la medida que más abundantes y graves situaciones
se puedan sobrellevar por Él.
Esto no es energía humana sino gracia de Cristo
de forma que lo que naturalmente se aborrece y deshecha,
con esta fuerza de espíritu se alcanza y aprecia.
9. No es muy conforme con la naturaleza humana
llevar la cruz, amar la cruz,
dominar el propio cuerpo y someterlo bajo la razón
huir de los reconocimientos, soportar con ánimo las ofensas
no tenerse en mucho a sí mismo y desear que otros
eviten nuestra compañía,
y no desear la prosperidad que muchos buscan.
Si miras a ti mismo
verás que no eres capaz de realizar algo de esto.
Pero si confías en el Señor, te dará la fuerza superior
y hará que se te someta el mundo entero y tu naturaleza humana.
Ni tendrás temor del demonio que te pone a prueba
si estás armado con la fe y señalado con la cruz de Cristo.
10. Prepárate pues, como bueno y fiel servidor de Cristo
a llevar valerosamente la cruz de tu Señor
crucificado por amor a ti.
Alístate a soportar muchas adversidades
y diversas incomodidades en esta triste vida
porque, donde vayas Jesús estará contigo
y donde te escondas, a Él encontrarás.
Así conviene que sea y no hay otra solución que sufrirlos
para escapar de la angustia de los males.
Toma afectuosamente la copa del Señor
si quieres ser su amigo y deseas participar con Él.
Deja a Dios los consuelos,
para que los administre como mejor le parezca.
Tú, más bien prepárate a sufrir tribulaciones
y considéralas como grandes satisfacciones
porque no están en proporción
los padecimientos del tiempo presente
con el premio futuro (Rm 8,18)
aunque solo tú pudieras soportarlos todos.
11. Cuando llegues al extremo
de considerar la dificultad dulce y sabrosa por Cristo
piensa que entonces te va bien
por que encontraste el paraíso en la tierra.
Siempre que te parece muy pesado el padecimiento
y tratas de huir,
actúas indebidamente
porque la dificultad te seguirá donde vayas.
12. Si te dispones para hacer lo necesario
es decir, a padecer y a morir,
te irá mejor muy pronto y encontrarás la paz.
Y aunque fueses elevado hasta lo más alto, como el apóstol Pablo
no creas que con eso te has asegurado de no padecer nada después.
Jesús dijo: “Yo le voy a mostrar
cuánto tendrá que padecer por Mí” (Hch 9,16)
Tienes, pues, que padecer
si amas a Jesús y te agrada servirlo a Él siempre.
13. ¡Ojalá fueses merecedor de sufrir algo
por el nombre de Jesús!
¡Qué gran honor te resultaría!
¡Qué gran alegría para todos los santos de Dios!
¡Qué constructivo sería para quienes tienes cerca!
Todos recomiendan la paciencia
pero poquísimos están dispuestos a padecer.
Deberías sufrir un poco, de buena gana, por Cristo
ya que muchos sufren tan seriamente por intereses inmediatos.
14. Ten por seguro
que muriendo te conviene vivir.
Porque mientras más uno muere a sí mismo
más empieza su vida en Dios.
Nadie está apto para comprender
las verdades eternas
si no acepta sobrellevar por Cristo las adversidades.
No hay cosa más querida por Dios
ni más saludable para ti en esta vida
que padecer gustosamente por Cristo.
Y si tuvieras que elegir
deberías optar mejor sufrir por Cristo
que recrearte con muchas satisfacciones
porque quieres parecerte más a Cristo
y hacerte más semejante a los santos.
No consiste nuestro mérito
ni el provecho de nuestra situación
en muchas experiencias sensibles del favor de Dios
sino más bien en aceptar
pesadas responsabilidades y muchos sufrimientos.
15. Si existiera algo mejor y más útil
para la salvación de los hombres
que padecer,
necesariamente Cristo lo hubiera demostrado
con su enseñanza y ejemplo.
Pero claramente exhorta a los discípulos
y a todos los que después lo siguieron,
para que lleven la cruz diciendo:
“Si alguien quiere venir conmigo, niéguese a sí mismo,
cargue con su cruz y sígame” (Mt 16,24).
Así que después de leer y profundizar
en todo lo anterior
se llega a ésta conclusión final:
Conviene que entremos al reino de Dios a través de muchas dificultades (Hch 16,21).
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